lunes, 6 de abril de 2009


Debido a que es una partícula de conciencia, el alma está dotada de libre albedrío. Al ser éste eliminado, sólo la materia burda permanece. Sin independencia, el alma no podría progresar de la esclavitud a la liberación y su salvación final habría sido imposible. Pero su espíritu de explotación es una fuerza foránea, un intoxicante, un mal cálculo que envuelve su independencia.

Los objetivos de la vida pueden ser científicamente divididos en tres: Explotación, renunciación y dedicación. La tendencia más común es la de aquellos que se dedican a explotar a otras personas, especies o elementos, para el disfrute material de los sentidos. Ellos desean elevarse materialmente en el medio ambiente actual y por lo tanto se les describe como elevacionistas.
Una clase más sobria descubre las igualmente severas y opuestas reacciones de las metas mundanas y se esfuerzan por renunciar al mundo, en pos de un equilibrio comparable a un letargo profundo y sin sueños. Permaneciendo dormidos para el mundo, ellos esperan escapar de sus reacciones y sufrimientos concomitantes. Así pues su meta es la liberación y se les conoce como salvacionistas o liberacionistas. Sin embargo, mediante la interpretación correcta de las Escrituras reveladas por devotos eruditos como Srila Sanatana Gosvami, Srila Jiva Gosvami y Sri Ramanuja, los devotos de la Divinidad saben que las metas de la explotación y la renunciación no sólo son estériles, sino también perjudiciales al progreso verdadero.

El plano normal, saludable y feliz está en la vida de la dedicación. Sin explotar ni tomar nada prestado del medio ambiente, sin tratar de renunciar a él de manera artificial, aquél que es sincero al dedicarse naturalmente, entra en contacto con un plano más sutil y elevado de vida. Dispuesto a dar y a servir, él alcanzará una sociedad más elevada y obtendrá un Maestro apropiado. El espíritu de disfrute nos obliga a asociarnos con un sector inferior para controlar y disfrutar y el espíritu de renunciación, con su prestigiosa superioridad sobre la explotación, seduce incluso a los eruditos. Por ello, es más peligroso, como la verdad a medias es más peligrosa que la falsedad. Como resulta difícil despertar a alguien del más profundo sueño, aquellos que buscan la liberación pueden permanecer en su celda de liberación no diferenciada durante tiempo incalculable; pero la existencia superior atraerá el servicio de aquél que desea dedicarse puramente sin retribución alguna.

Seva, el servicio, la dedicación, es el summum bonum de las enseñanzas de las escuela vaisnava, el tercer plano de vida donde cada unidad es un miembro dedicado dentro de un todo orgánico. En ese ambiente natural, todos se ayudan mutuamente en su servicio al Centro, el receptáculo más excelso, la entidad más elevada. Todo existe para satisfacerle a Él, porque Él necesariamente tiene la calificación de ser el Absoluto. Él es la causa original de todas las causas y todo existe por Él, para satisfacerlo a Él.

Un árido concepto de simple "inmortalidad" no puede otorgarnos conocimiento acerca de una cosa positiva, sino que sólo nos libera del lado negativo. Si "inmortalidad" quiere decir, "sin influencia de la mortalidad", ¿cuál sería entonces su concepción positiva? ¿Cuál sería la naturaleza, el movimiento y el progreso de aquello que es inmortal? Sin esta comprensión, la inmortalidad no es más que una idea abstracta. Porque al parecer no exhiben los síntomas de la muerte, las piedras serían más "inmortales" que los seres humanos y las entidades vivientes serían "mortales", ¡privadas para siempre de la inmortalidad! ¿Cuál sería entonces el concepto positivo de la inmortalidad? ¿De qué modo son "inmortales" los inmortales? ¿Cuál es la realidad positiva en la inmortalidad? ¿Cómo puede uno volverse inmortal? Uno debe buscar su ubicación intrínseca en el orden universal. No servirá de nada si tan sólo buscamos solucionar el lado negativo de la vida, que está lleno de sufrimientos como el nacimiento, la muerte, la debilidad y la enfermedad. Debemos saber que existe el concepto de una vida digna de vivirse. Ese lado positivo ha sido casi totalmente descuidado en los puntos de vista religiosos en general.

La "inmortalidad" profesada por las escuelas de Buda y Sankaracarya, no trae como resultado una vida positiva. Sus metas son maha-nirvana y brahma-sayujya respectivamente. La teoría budista es que nada permanece después de la liberación. Ellos anhelan la completa extinción de la existencia material (prakrti-nirvana). Y la teoría monista de Sankara sobre la liberación es la pérdida de la individualidad, "volverse uno" con el aspecto no diferenciado del Absoluto. Es decir, anhelan la extinción en Brahman (brahma-nirvana). Ellos postulan que cuando las tríadas formadas por el observador, lo observado y la acción de observar (drasta-drsya-darsana) o el conocedor, lo conocible y el conocimiento (jñata-jñeya-jñana), culmina en un punto, la tríada es destruida (triputi-vinasa) y nada permanece.

La acción y reacción materiales cesan en el Viraja, el río de la pasividad, localizado en los confines más elevados de este mundo ilusorio (mayiko). Y más allá del Viraja está el destino de los sankaritas: La etapa `abscisa' o plano no diferenciado de Brahman, denominado Brahmaloka, el cual está situado en el extremo inferior del reino espiritual. Ambas son áreas vagas de "inmortalidad" negativa. Brahmaloka es una etapa marginal o "amortigua-dora" entre el mundo material y el espiritual. Compuesto de innumerables almas, es un plano inmortal, desprovisto de variedades específicas (nirvisesa). Sólo es positivo en el sentido que es un plano de existencia, un trasfondo (kastha), pero en sí mismo carece del desarrollo positivo de la existencia variada (kala). La naturaleza del trasfondo es la unidad y el desarrollo que en él se entrelaza necesita de la pluralidad o naturaleza diferenciada (kala-kasthadi rtpena parinama pradayini, Candi, Markandeya Purana).

En el Bhagavad-gita (15.16) se describe la existencia mutable (ksara) e inmutable (aksara), que representan lo personal y lo impersonal, el desarrollo y el principio fundamental, o conceptos diferenciado y no diferenciado de la existencia en general. Lo mutable está representado por multitud de entidades vivientes corporificadas, mientras que el aspecto inmutable es la gran expansión del Absoluto que todo lo abarca, el Brahman (Bhagavad-gita 8.3). En el análisis de la actividad mundana, la forma más sutil de las acciones pasadas que no han fructificado, anterior a la actual tendencia al pecado (etapa de retoño), ha sido descrita (Bhakti-rasamrta-sindhuh, Purva 1.23) como inconcebible, indistinta y de un origen que no puede ser rastreado (kuta). Similarmente, Brahman, el aspecto inmutable del Absoluto, es definido como unidimensional, indetectable, impreciso y carente de color, sonido o sabor definidos; un estado de existencia desconocido, incognoscible e incomprensible (kuta). Pero Krsna, el Señor Supremo, está por encima de las existencias mutables e inmutables, y sus glorias son cantadas en los Vedas y en el mundo, como Purusottama, la Suprema Personalidad (Bhagavad-gita 15.18). Sri Sukadeva Gosvami afirma que el Señor Krsna puede encontrarse en el plano más remoto y distante; en todas las partes está Él, la fuente de todos los conceptos (vidura-kasthaya, Srimad-Bhagavatam 2.4.14). Él no puede ser eliminado.

Así pues, `la inmortalidad' de las escuelas impersonalistas, tales como la budista, la sankarita, etc., no ofrece una vida positiva. Pero en el vaisnavismo, la inmortalidad es existencia positiva, dinámica. Más allá del aspecto Brahman no diferenciado del Absoluto, con el primer vislumbre del cielo espiritual en el plano conocido como paravyoma, comienza la existencia diversificada, trascendental (Caitanya-caritamrta, Madhya 19.153). El plano positivo del Reino de Dios está situado allí, en el plano espiritual: Primero Vaikuntha, luego Ayodhya, Dvaraka, Mathura y finalmente, sobre todos ellos, Goloka. Trascendiendo las regiones vagas de la "inmortalidad negativa" ambicionadas por los impersonalistas, los devotos, los vaisnavas, se dedican a una vida de eterno servicio devocional al Señor Supremo del reino trascendental (Bhagavad-gita 18.54) Aunque el alma, erróneamente, puede adoptar la caída condición de existencia en los planos de la explotación y la renunciación, por naturaleza innata ella es elegible para la vida positiva en el Reino de Dios. Y al florecer plenamente, alcanza la esfera de Goloka (svarupe sabara haya golokete sthiti-sri sri krsnera astottara-sata-nama).

La inmortalidad positiva sólo es posible para aquellos que se han rendido (prapannanam). Todos los demás, por necesidad son mortales. Sólo aquellos que se han entregado por completo al Centro, viven en la eternidad. La rendición está plenamente establecida en su excelencia y en su posición permanente. Sin embargo, dentro de esa constancia hay diversidad en la forma de movimiento progresivo o pasatiempos (vilasa). Siendo la Suprema Personalidad Absoluta infinitamente superior a los mutables "mortales" así como al inmutable "inmortal" (negativo) Brahman, sólo las almas suarupa-siddha, aquellas que están perfectamente establecidas en su divina relación con Él, son eternamente liberadas de la enfermedad del cambio y la mortalidad (svarupena-vyavasthitih, Srimad-Bhagavatam 2.10.6).

Con una visión amplia, debemos saber que fuimos creados de una sustancia más pequeña y que sólo con la ayuda de lo alto podremos mejorar nuestra situación y alcanzar una posición en el plano superior. Es necesario que haya en nosotros una actitud sumisa, de servicio. Si nos rendimos, el aspecto dictatorial universal del Absoluto nos elevará hasta una perspectiva superior. Él es el Autócrata, el Conocimiento Absoluto, el Bien Absoluto. Todo con respecto Él es absoluto. Encontrándonos en una posición vulnerable como la que experimentamos en este mundo, ¿por qué, entonces, no nos rendimos a El?

El camino que conduce a la esfera de la trascendencia (adhoksaja) es el método deductivo o descendente (avaroha-pantha). Sólo con su consentimiento podremos alcanzar el Bien Absoluto, la voluntad absoluta. Sólo a través de la fe con rendición absoluta se le permite a alguien entrar en esos dominios, pero jamás a través de la "exploración" o la "colonización", ni esforzándose por convertirse allí en un "monarca". Ningún método inductivo o ascendente (aroha-pantha), como la renunciación, yoga, etc., pueden forzarlo a aceptarnos. Sólo aquél que Él elija puede alcanzarlo (Svetasvatara Upanisad 6.23). Aunque el punto más elevado de los renunciantes es la ausencia de deseos o estar libres del sentido de posesión, el alma rendida (saranagata) está naturalmente libre de deseos (akiñcana, Caitanya-cari-tamrta, Madhya 22.99). El desapego no es más que el lado negativo de la rendición, pero más allá de la abnegación, el devoto se rinde a la substancia superior. Y eso es despertar en otro mundo, en otro plano de vida. Ese es el concepto positivo, el concepto vaisnava de la vida: Determinar cuál es nuestro ser verdadero, más allá de la jurisdicción del mundo de los conceptos erróneos.

La naturaleza de la sustancia progresiva es existencia, conocimiento y belleza eternos (sac-cid-ananda). El todo orgánico armonizante (advaya-jnana-tattva) abarca todas las similitudes y las diferencias que inconcebiblemente hay en la mano del Absoluto (acintya-bhedabheda-tattva). Pero en el poder absoluto no existe anarquía. Sin embargo, la misericordia es superior a la justicia. Por encima de la sensatez, la posición suprema corresponde al amor, a la benevolencia y a la belleza: "Yo soy el poder absoluto, pero soy amistoso con todos ustedes. Conociendo esto, jamás tendrán por qué temer". (Bhagavad-gita 5.29) Esta revelación nos libera de toda aprehensión: No somos víctimas de un medio ambiente caótico, sino sensato, considerado y el Dispensador Fundamental es nuestro amigo.

Sri Jiva Gosvami declara que entre los seis síntomas de la rendición, aceptar la protección del Señor (goptrtve varanam) es fundamental, puesto que la rendición plena expresa el mismo ideal. Los cincos síntomas siguientes: Aceptar lo favorable, rechazar lo desfavorable, tener fe en la protección del Señor, rendición plena y humildad, son servidores asociados que de manera natural contribuyen al ideal (angangi-bhedena sad-vidha; tatra' goptrtve varanam' evangi, saranagati-sabdenaikarthyat; anyani tv angani tat parikaratvat, Bhakti sandarbha 236).

La rendición es la base del mundo de la devoción. Es la vida y la esencia misma. Sin rendición no se puede entrar en esos dominios. Ella debe estar presente en cada forma de servicio; intentar el servicio divino sin ella sería simple imitación o una formalidad sin vida. La esencia cabal de la instrucción védica es ocuparse en el servicio al Señor. En su comentario sobre el Srimad-Bhagavatam, Sri Sridhara Svamipada declara que las prácticas devocionales sólo serán aceptadas como devoción, si se ofrecen al Señor Supremo desde el principio. Cuando se intenta ejecutarlas y luego ofrecerlas, no puede considerarse devoción pura (iti nava laksanani yasyih sa, adhitena ed bhagavati visnau bhaktih kriyate, sa carpitaiva sati yadi kriyeta, na tu krta sati pascad arpyeta). Si no hay rendición, la actividad se verá adulterada por la explotación, la renunciación, la meditación artificial (karma, jñana, yoga) y así sucesivamente.

Por naturaleza, el alma es el sirviente del Señor y el Señor tiene el derecho de hacer y deshacer, de hacer cualquier cosa de acuerdo con Su dulce voluntad. Si emprendemos las practicas devocionales de escuchar, cantar, recordar y adorar, aceptando esta verdad, entonces y sólo entonces serán devocionales nuestras acciones. Sólo la actividad del alma rendida puede ser devoción. La adoración sincera nos ayudará a buscar la ayuda del Señor, pero por otra parte, sólo podrá llegar a Él la oración que se hace con un espíritu de rendición (Saranagati 1.5). El sendero de la devoción implica incrementar nuestra condición negativa para invitar al Positivo a que descienda y nos abrace: "Yo soy muy bajo y Tú eres tan excelso. Tú puedes purificarme, tomarme y utilizarme para Tu más elevado propósito: Ser complacido. De otro modo, estoy desamparado, soy rechazado". No es posible atraparlo en la jaula de nuestro conocimiento. Sólo el camino de la devoción puede ayudarnos. Él es excelso, grande, infinito en todos los aspectos y nosotros somos similarmente pequeños. Su misericordia, compasión, amor y gracia, son los únicos medios a través de los cuales podemos aproximarnos. La buena fe es autónoma en esa dulce tierra tan elevada, la cual fervientemente imploramos y esperamos para la asociación de la existencia superior como Su esclavo; y esa será también nuestra feliz expectativa para el futuro.

Krsna no está a nuestro alcance y las Escrituras y los santos siempre nos recomiendan acercarnos al Divino Maestro y a los vaisnavas genuinos. El criterio para complacer al Señor es complacer a nuestro Gurudeva: Si Gurudeva no está satisfecho con nosotros, ciertamente el Señor tampoco lo estará. En las Escrituras se cita una analogía en la cual se compara al Señor con el sol, al Guru con un estanque y al discípulo con una flor de loto. Si se retira el estanque, el sol abrasará y secará al loto. Y el loto se regocijará sólo mientras el agua del estanque lo rodee y respalde. Yasya prasadad bhagavat prasado, yasyaprasadan na gatih kuto `pi; dhyayam stuvams tasya yasas tri-sandhyam, vande guroh sri-caranaravindan (Guru-astaka 8): "Ofrezco mis reverencias a los pies de loto de Sri Gurudeva. Por su gracia alcanzamos la gracia de Krsna: Sin esta gracia, estamos perdidos. Por eso, al rayar el alba, al mediodía y al atardecer, meditamos en él y cantamos las glorias de Sri Gurudeva, implorando su misericordia".

Las relaciones del Guru vaisnava con el discípulo son producto de la gracia y su gracia es su voluntad de extender su riqueza hacia el discípulo. Su instrucción es el medio para afirmar su voluntad, que es prestar servicio para la satisfacción del Señor. Y a través del servicio invitamos su gracia. El deseo vehemente de servir atraerá su compasión y buena voluntad para animarnos en nuestra relación con la Entidad Suprema. Lo primero es rendición: Debemos ofrecerle respeto exclusivo (pranipat), de lo contrario, no podremos acercarnos a él. Segundo, podemos hacer nuestra indagación sincera y sustancial (pariprasna). Con espíritu de rendición, podemos escuchar el mensaje que nuestro Divino Maestro nos transmite desde su venerable asiento, la vyasasana. En ese ambiente propicio, la inspiración y las disposiciones apropiadas pueden descender hasta nosotros de manera fortuita. Y finalmente, el servicio (sevaya) nos permite saborear la esencia (Bhagavad-gita 4.34).

Por instrucción de su Gurudeva Devarsi Narada, Vyasadeva tuvo que emprender un desarrollo progresivo (Srimad-Bhagavatam 1.5). Narada se halla establecido en la devoción libre de cálculo (jñana-sunya-bhakti o jñana-vimukta-bhakti-paramah) y por encima de Narada está Uddhava, quien se encuentra establecido en el exclusivo amor divino por Krsna (premaika nisthah). Hasta que uno alcance a Goloka, en donde existe el más completo concepto de Krsna, todas las demás etapas pueden ser cambiantes. Cuando uno se encuentra firmemente establecido en su relación de servicio al Señor Original (Svayam Bhagavan), Krsna, ya no hay más cambios. En la narración del Brhad-bhagavatamrta, Gopa-kumara pasa por Vaikuntha, Ayodhya, Mathura, Dvaraka y finalmente llega a Vrndavana. Allí su relación divina particular con el Señor culmina firmemente en la amistad (sakhya-rasa). Para él, las etapas anteriores fueron pasajeras, aunque otros podrían encontrar una relación permanente en una de ellas. Hay etapas progresivas de "inmortalidad positiva".

A orillas del río Godavari, en la conversación sostenida entre Sri Caitanya Mahaprabhu y Sri Ramananda Raya, la totalidad del desarrollo teológico fue expresada en planos sucesivamente más y más profundos. Existe una jerarquía positiva de relaciones divinas con el Señor en etapas progresivas para los diferentes tipos de devotos (karmibhyah... kah krti, Upadesamrta 10) y cada una de ellas tiene su relación central característica (vaikunthaj... viveki na kah, Upadesamrta 9). En el reino divino, el grado y la profundidad de la rendición también puede medirse de conformidad con la ciencia de las modalidades (rasa-tattva): Pasividad, servidumbre, amistad, paternidad y relación conyugal (santa-, dasya-, sakhya-, vatsalya-, madhurya-rasa), que son las divisiones naturales, cada una de ellas sucesivamente de una esencia más sutil. Y superior incluso a la relación conyugal directa con Dios, está lo más elevado de toda la gama de servicios devocionales: El divino servicio a la Suprema Mitad Predominada (Sri Radha-dasya).

De acuerdo con la intensidad de la rendición, hasta el punto desde donde no hay regreso, puede medirse la calidad de la magnitud de la verdad hallada. La dulzura interna de la verdad y su característica infinita atraen los corazones de los devotos al grado más elevado, tanto que ellos jamás experimentan satisfacción alguna al lograr lo que realmente es la culminación de su fortuna más elevada. En Vaikuntha sólo existe la pasividad y la servidumbre con un toque ligero de amistad; si incurrimos en la ofensa de prestar más atención a la ley que al amor, seremos degradados de Goloka a Vaikuntha. Goloka es la tierra del amor y allí los habitantes no conocen otra cosa. Y por amor se entiende el sacrificio de sí mismo y el olvido de sí mismo por el servicio a Krsna, sin que nos importe en lo más mínimo nuestro futuro, bueno o malo: Existe completo riesgo al extremo.

En su Bhakti-sandarbha, Sri Jiva Gosvami define a "Bhagavan", la Suprema Personalidad de Dios, como superior al "Señor Narayana de Vaikuntha, el más poderoso en todos los aspectos". Además, Su existencia, apariencia y naturaleza, atrae a todos para servirle, amarle y morir por Él. (bhajaniya-guna-visista). ¡Tan hermosas son Sus cualidades! Así pues, el concepto más excelso acerca de Dios es el concepto Krsna, Y los devotos en conciencia de Krsna pueden conocerlo. Aquellos que sirven y adoran al Señor Supremo de conformidad con las reglas de las Escrituras y el cálculo, pertenecen a la categoría de la adoración en Vaikuntha. En Vaikuntha, en la primera concepción trascendental consciente (adhoksaja), la personalidad de Dios como el señor Narayana, acepta el servicio reverencial en Su dignidad majestuosa. Pero los devotos del nivel más elevado están rendidos al Señor Krsna, con el amor y la fe más profundos.

El concepto Krsna de Goloka Vrndavana es corroborado en el Srimad-Bhagavatam, la más grande interpretación de las Escrituras védicas. Y es sabido que Sri Caitanya Mahaprabhu es Krsna mismo, unido a Su potencia más excelsa, Sri Radha. Mahaprabhu Sri Caitanyadeva ha revelado claramente que la interpretación genuina y el propósito de todas las Escrituras reveladas es guiarnos fielmente hacia la meta más elevada: El dominio del amor y la rendición incondicional al poder central de la verdad, personificado en el Señor Krsna como belleza y afecto. La fuerza más elevada que a todos nos atrae no es el poder sino el amor. Consciente o inconscientemente, el amor y el afecto ocupan la posición absoluta, y el amor es superior a todo poder y conocimiento. Es la verdadera satisfacción de lo profundo del corazón. Nuestra existencia interna sólo quiere amor, belleza, afecto; no conocimiento o poder. Lo finito no puede capturar al Infinito, pero el Infinito puede darse a conocer a lo finito. Y cuando el Infinito aparece como un miembro de la tierra finita, el finito alcanza su logro más excelso. Krsna le lleva el calzado a Su padre y llora cuando Su madre lo castiga. El Absoluto desciende hasta lo finito por amor.

El acercamiento más íntimo del Infinito a lo finito, se encuentra en Vrndavana. El Infinito viene para abrazar al finito en Su capacidad más plena (aprakrta), mezclándose con lo finito de manera tan íntima, que la gente no puede percibir el divino carácter trascendental del Señor como la Divinidad. Nosotros, las almas infinitesimales, podemos alcanzar nuestra más grande fortuna cuando el Infinito viene a nosotros en Su más excelso acercamiento, ¡como si fuese uno de nosotros! Tan misericordioso, grande, íntimo y perfecto en Su acercamiento. Sri Caitanya Mahaprabhu, quien es la dulzura y la magnanimidad combinadas, anunció abiertamente que todos nosotros somos esclavos naturales de la entidad más elevada (Caitanya-caritamrta, Madhya 20.108). Pero esto es esclavitud bajo la gran fuerza del amor y la belleza. La más grande fortuna es ser utilizado en cualquier forma por la existencia absoluta, el conocimiento y la belleza, estar en armonía con el Centro Supremo. Nadie es forzado ni excluido sino que ésta es la naturaleza intrínseca del alma.